¡Ponga un community manager en su empresa!

Las redes sociales pueden ayudar a aumentar los beneficios de una empresa y, sobre todo, ampliar el número de seguidores y dar a conocer nuestros productos. Detrás de ellas, la figura del community se vuelve vital cara a gestionar de forma profesional qué queremos comunicar y cómo hacerlo.

En los tiempos que corren, la reputación online es una de las cuestiones más importantes a tener en cuenta por parte de las empresas. Aunque los precios tanto de productos como de servicios han disminuido prácticamente en todos los sectores a consecuencia de la crisis económica, la competencia ha aumentado y llegar al consumidor final, que no gasta como antes, se vuelve muchas veces un auténtico quebradero de cabeza que amenaza la consolidación de beneficios e incluso, la supervivencia en muchas empresas. Es por ello, que dar una buena imagen en las redes sociales y escuchar la percepción que la gente tiene de nuestra empresa y de los servicios que vendemos, es vital para aproximarnos a ella y saber qué funciona y qué no.

Pero las redes sociales no solo cumplen un rol de “vigilancia” cara a nuestros seguidores, también ayuda a crear comunidad, a darse a conocer de forma gratuita a más gente, a llegar incluso a más países a tan solo un click, a ahorrarse dinero en grandes campañas de publicidad, a mostrar nuestras novedades y noticias de forma más efectiva que las newsletter corporativas que, muchas veces, acaban ipso facto en la carpeta de eliminados de  los correos personales de los clientes… y así una larga lista de beneficios que tiene para nuestra empresa el tener presencia en las redes sociales. Éstas son gratuitas y permiten, como ninguna herramienta lo había hecho antes, una interacción cercana, directa y al instante con nuestros clientes, ahorrándonos también costosos estudios de mercado para adivinar los gustos de éstos, sus quejas y sus sugerencias. Las redes sociales son, en ocasiones, incluso más visitadas que las propias páginas webs corporativas.

Sin embargo, hay empresas que aún siguen menospreciándolas. Bien por ignorancia o bien por pensar que su negocio no las necesita. En este último punto, los más críticos pueden tener algo de razón. No es lo mismo, por ejemplo, una red social para un restaurante o un centro de estética, donde tanto Facebook como Twitter son imprescindibles hoy en día como canal de comunicación con sus clientes, como para una empresa de fabricación de palets o de plásticos. Pero, ¿y si tú competencia sí usa las redes sociales y puede hacer llegar su negocio de plásticos a otros países, a gente del sector de la misma provincia o a otros empresarios que necesitan para su fábrica del material que tú realizas por medio de estos canales? El gasto en tener a un profesional, contratado o freelance, que te gestione las redes sociales es ínfimo respecto a la presencia on line y a los beneficios que éstas pueden repercutir en tu negocio. Y es que, actualmente, tener un community manager, también llamado social media, entre otros términos, es una parte importante para toda empresa. Bien dependiendo del departamento de comunicación o publicidad o bien como profesional freelance, la figura del community manager es imprescindible en la actual era de las redes sociales y una de las profesiones más demandas en la actualidad.

Pero ¡ojo! no todo el mundo vale para ello. Un community manager no puede serlo cualquiera. No solo es el encargado de actualizar las redes sociales, si no de comunicar de forma eficiente y clara las novedades y servicios de la empresa por medio de éstas al cliente, de resolverles las dudas que puedan surgir tanto de forma general o mediante mensajes privados, de interpretar las numerosas y a veces incluso hasta complicadas estadísticas que páginas como Facebook ofrecen a la empresa para saber qué contenidos funcionan más y mejor. También es el encargado de gestionar el nombre de la empresa en otras páginas, blogs y foros, en llegar a acuerdos con otras páginas de interés, en cuidar el estilo estético de la empresa en las redes sociales, en saber utilizar otras aplicaciones y herramientas que ofrece internet para programar actualizaciones y hacer parecer que la empresa trabaja en las redes sociales casi las 24 horas al día, en saber escuchar y corregir los errores y, sobre todo, en transmitir de forma fidedigna los valores, productos y servicios de las empresa, dando sensación de transparencia en todo momento.

Todo este trabajo requiere de un profesional con experiencia y formación, no todo el mundo vale, como no cualquiera vale para ser médico, abogado o arquitecto sin una formación a sus espaldas. Detrás del rol del community manager tampoco puede estar “el hijo de” el mismo empresario que, experto en internet y pese a su, quizás, temprana edad controle cómo funcionan de forma técnica las redes sociales. Detrás de un community manager debe haber un profesional con formación y experiencia que sepa mantenerlas, bien sea Facebook, Twitter, Pinterest o Linkedin -por solo nombrar algunas de las más conocidas-, actualizadas en todo momento, sin errores de ningún tipo (y menos ortográficos), que sepa traducir las estadísticas y se preocupe por ofrecer la imagen de la empresa. Y, por supuesto, que esté al tanto de la competencia en un rol donde la comunicación y el marketing se dan de la mano para ayudar a la empresa a sobrevivir e incluso aumentar beneficios en estos tiempos.

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