Cómo elegir las mejores imágenes para una web

Tan o más importante a la hora de diseñar una página web que el propio diseño o el mensaje que en ella se incluye, las fotografías son el alma de cualquier página. Pero, por supuesto, a la hora de elegirlas no todo vale y hay que saber cómo elegir las mejores imágenes para una web. Te damos algunas pistas.

El tan manido refrán de “una imagen vale más que mil palabras” es tan cierto como vital en el campo del diseño en general. Tanto en el diseño gráfico, por poder formar parte de la marca o del material que va a representar a una empresa, como en el diseño web ya que las imágenes son la base de cualquier buen diseño.

Y es que no todo vale a la hora de ilustrar con fotografías nuestra web profesional o a la hora de diseñar una web corporativa. Hay que elegir las imágenes para la web que verdaderamente trasmitan aquello que queremos trasladar al visitante y, por supuesto, que tengan buena calidad.

Por ejemplo, si tenemos en mente crear una web de empresa para nuestra tienda tenemos que tener en cuenta cómo elegir las mejores imágenes para la web y que éstas no estropeen, incluso, un buen diseño o una buena idea. Unas malas imágenes pueden ser contraproducentes para nuestra imagen.

Una de las primeras grandes premisas que tener en mente es la elección de fotos grandes pero que no sean demasiado pesadas y si esta última parte es inevitable, no queda otra que reducir el tamaño o la página tardará demasiado en cargar.

A la hora de elegir nuevas imágenes para la web también es aconsejable optar por imágenes nítidas y que representen fidedignamente aquello que queremos trasmitir. Es mucho mejor elegir una imagen minimalista que una sobrecargada con demasiados elementos.

Por supuesto, la legalidad debe ser una prioridad. Existen bancos de imágenes gratuitos pero comprar imágenes económicas en internet es una práctica habitual y cara a respetar los derechos de autor de los fotógrafos.

También tenemos que pensar que en ella seguramente haya texto encima y por tanto debe tener espacio para él. O por ejemplo que no sean imágenes con mucho ruido, o sea elementos que no aporten nada a la filosofía de la imagen.

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